Mujeres en la historia
Soy una apasionada de las historias de las mujeres que nos han traído hasta hoy, de todas esas mujeres luchadoras, esas grandes desconocidas que fueron envueltas por el ostracismo que las condenaba a diluirse en la historia, siempre a la sombra de sus maridos, padres, o hermanos. Por eso me gustaría hacerles un pequeño homenaje a todas ellas, y a la vez a todas nosotras, con una sección en el Blog llamada Mujeres en la historia. Y para empezar, os traigo a una gran mujer cuya historia me impactó cuando la conocí: Mileva Maric, primera esposa de Albert Einstein, una grandiosa científica, quizá incluso superior a su marido, y, a la vez, una gran desconocida.
Mileva Marić nació el 19 de diciembre de 1875 en Titel, Serbia, en el seno de una acomodada familia. Fue una niña reservada que destacó por su inteligencia, así como por su aptitud para las artes (música, pintura) y para las ciencias (matemáticas, física).
Destacó en el colegio y el instituto y su padre tuvo que pedir una autorización especial del Ministerio de educación para que pudiese asistir en la universidad, algo que en la época estaba prohibido a las mujeres.
Se graduó en el año 1890 con la máxima calificación en matemáticas y física. Fue aceptada como estudiante en el Colegio Real de Zagreb, también con un permiso especial para asistir a las clases de física, reservadas a los varones. Allí establecería amistad con Nikola Tesla (inventor de la corriente alterna, motor asíncrono, campo magnético rotativo, radio y tecnología inalámbrica).
En 1896 ingresó en el Instituto Politécnico de Zúrich, donde conoció a Albert Einstein, quien también comenzaba sus estudios ese mismo año y con el que inició una relación personal. La madre de Einstein se opuso frontalmente a dicha relación, Mileva era cuatro años mayor que su hijo, no era judía ni alemana, padecía una notoria cojera y además, era demasiado intelectual para ser mujer. A pesar de la oposición familiar la relación entre amos continuó adelante.
Al finalizar sus clases en 1900, Mileva y Albert tenían calificaciones similares: 4,7 y 4,6, respectivamente, excepto en física aplicada donde Mileva obtuvo la máxima puntuación de 5, y Albert solo 1. Sin embargo, en el examen oral el profesor Minkowski dio un 11 de 12 a los cuatro estudiantes varones, y solo 5 a Mileva.
En 1901, después de una escapada romántica al Lago de Como, mientras preparaba el examen de licenciatura e iniciaba su tesis doctoral, Mileva supo que estaba embarazada. Su vida se desmoronó, la familia de Albert le prohibió que contrajesen matrimonio mientras él no tuviese trabajo y su profesor de la universidad la reprobó y la obligó a abandonar sus estudios a pesar de que sólo le quedaba superar el examen final de su doctorado. Dio a luz en enero de 1902 a una niña, Lieserl Einstein, cuyo paradero es incierto, algunas teorías dicen que falleció de escarlatina con un año de edad y otras que fue dada en adopción.
Cuando Einstein concluyó sus estudios, en 1903, se casaron y se marcharon a vivir a Berna, donde Einstein había conseguido trabajo en la oficina de Patentes por medio de un amigo. Einstein y ella continuaron trabajando juntos, tanto es así que el propio Einstein escribió a Mileva el 27 de marzo de 1901 durante un viaje en el que estuvieron separados: «Cuán feliz y orgulloso estaré cuando los dos juntos llevemos nuestro trabajo sobre el movimiento relativo a una victoriosa conclusión».
En 1904 Mileva dio a luz a su hijo Hans Albert Einstein (que sería profesor de la Universidad de Berkley, California) y continuó haciéndose cargo del hogar familiar y colaborando con los trabajos de su marido hasta altas horas de la madrugada, como reconocería su propio hijo Hans años después. En 1905 Mileva escribió a una amiga: «Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido».
Así fue, ese mismo año fueron publicados en la revista científica Alemania los trabajos por los que Einstein recibió el Premio Nobel. Estos artículos están dedicados a los átomos y moléculas, y a la teoría de la relatividad.
En 1910 Mileva dio a luz otro hijo, Eduard Einstein, que nació enfermo, con la necesidad de cuidados especiales de los que ella se hizo cargo por completo. En 1911 a Einstein le ofrecieron trabajo como profesor en Praga, pero se desconoce porqué cuatro meses después regresaron a Zurich. Ese mismo año Albert Einstein comenzó una relación extramatrimonial con su prima Elsa Löwenthal durante una visita a su familia que se había mudado a Berlín. Albert y Elsa mantuvieron correspondencia secreta durante dos años. Para poder estar cerca de Elsa forzó el traslado de toda la familia a Berlín, lo cual acabó de dinamitar su matrimonio. La relación con Mileva estaba muy deteriorada en incluso recibió la imposición por escrito de su marido de unas duras normas de convivencia:
«A. Tendrás que encargarte de que:
1. Mi ropa esté siempre en orden 2. Se me sirvan tres comidas diarias en mi cuarto. 3. Mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y de que nadie toque mi escritorio
B. Debes renunciar a todo tipo de relaciones personales conmigo, con excepción de aquellas requeridas para el mantenimiento de las apariencias sociales. No debes pedir que: 1. Me siente contigo en casa 2. Salga contigo o te lleve de viaje.
C . Debes comprometerte explícitamente a observar los siguientes puntos: 1. No debes esperar afecto de mi parte y no me reprocharás por ello. 2. Debes responder inmediatamente cuando te dirija la palabra. 3. Debes abandonar mi dormitorio y mi estudio en el acto.
4. Prometerás no denigrarme cuando así te lo demande yo ante mis hijos, ya sea de palabra o de obra. »
En julio de 1914, con motivo de la I Guerra Mundial, Mileva decidió regresar a suiza con sus hijos mientras Einstein se quedaba en Berlín con su nuevo amor.
Allí comenzó a dar clases de música y matemáticas para poder alquilar un piso y poder dar una vida digna a sus hijos. En 1916, Albert le pidió el divorcio, que no tendría lugar hasta el año 1919, tras firmar una cláusula en la que Einstein se comprometió a ceder parte de la dotación económica del Premio Nobel de Física a Mileva en caso de serle concedido, acontecimiento que sucedió en 1921. Mileva agotó el dinero en atención médica para su hijo Eduard, quien padecía esquizofrenia, sufriendo fuertes brotes psicóticos que incluso ponían en peligro la vida de Mileva. A pesar de ello siempre se negó a internarle y permaneció bajo su cuidado, teniendo que contratar incluso personal que la ayudase a protegerla de sus ataques.
Sin embargo en 1925, Albert escribió en su testamento que el premio Nobel era la herencia de sus hijos. Mileva objetó firmemente diciendo que Albert se había comprometido en entregárselo a ella, y le advirtió de su consideración de revelar sus contribuciones al trabajo de su exesposo. A lo que Albert le respondió en una carta:
«Me hiciste reír cuando empezaste a amenazarme con tus recuerdos. ¿Alguna vez has considerado, aunque sea por un segundo, que nunca nadie prestaría atención a lo que dices si el hombre del que hablas no hubiese logrado algo importante. Cuando alguien es completamente insignificante, no hay nada más que decirle a esa persona, sino permanecer modesto y silencioso. Esto es lo que te aconsejo que hagas».
Mileva Maric era una auténtica desconocida para el mundo hasta que en 1987 se publicó parte de la correspondencia que ella y Albert Einstein compartieron en su noviazgo entre 1987 y 1902 en la que hablaban de las investigaciones que realizaban juntos.
Según Evans Harris, un físico del laboratorio militar de Aberdeen, en Maryland : «la teoría de la relatividad comenzó con la tesis que Marić escribió y presentó a la supervisión del profesor Weber, cuando estudiaba en la Escuela Politécnica de Zúrich, cuya memoria se ha perdido».
Mileva Marić falleció sola en un hospital de Zurich, tras varias embolias posteriores a una crisis nerviosa, el 4 de agosto de 1948.