Se acabó lo bueno, en este
caso, para mí el verano. Al contrario de lo que cabe imaginar para mí el verano
es una época de mucho trabajo, siempre lo ha sido. Pero también es una estación
de días largos, de buen tiempo (como buena friolera para mí el calor es buen
tiempo ;)), de baños de sol y baños en piscina, de hamacas, de meriendas en el
césped. Creo que no hace falta decir que el verano es mi estación favorita.
Además este verano lo he
pasado, y sigo pasando, escribiendo a ratos una historia muy especial,
descubriendo Tailandia, a los tailandeses y a algún japonés, poco a poco, paso
a paso. Metiéndome en berenjenales mayúsculos y luego dándome de cabezazos en
la pared para salir de ellos.
Voy encauzando la recta final
de #AdA, la tercera parte de la serie #HombresdeAcero que comenzó con
#CorazonesdeAcero. Y al igual que las dos novelas anteriores la documentación
está siendo casi tan larga como el propio proceso de escritura en sí. He descubierto un país maravilloso lleno de contrastes, un país con una cultura fascinante, que es mucho más, muchísimo más, que la imagen de playas maravillosas y prostitución que todos tenemos en la retina.
Una historia en la que he tenido
momentos de parón, de enfado con los personajes, de ganas de sacarle los ojos a
alguno que otro, pero también de suspiros, de enamorarme de ellos y su
cabezonería…
En resumen, estoy disfrutando mucho. Y creo que cuando al fin podáis leerla, si os deja buena sensación habrá merecido la pena todo el proceso.
Pero para eso tengo que terminarla, algo de lo que estoy a un tris tras de meterme en el mogollón gordo del que después hay que salir vivos jejeje.
Así que vuelvo a mi Batcueva a darle a las teclas para que podáis disfrutarla lo antes posible.
Nos leemos!!
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