marzo 30, 2021

Tiempo de leer

Me gustaría tener un multiplicador de tiempo, o quizá un clonador para que me diese tiempo en el día a día a todo lo que deseo hacer. Porque si algo me ha enseñado esta horrible pandemia es que es nuestro bien más preciado. 

Incluso cuando el mundo se detuvo, con esta enfermedad que nos ha sacudido desde los cimientos, mi trabajo y mis responsabilidades me hicieron trabajar más aún.

Incluso cuando yo misma me infecté y tuve que estar confinada en casa, tuve que estar cuidando de mis niños, que también enfermaron (junto con su padre, aunque principalmente el pequeño solo quería con mamá), y no había tiempo para quejarse siquiera. Bien es cierto que tuve suerte y físicamente no lo pasé demasiado mal, fue más la ansiedad y la preocupación por los míos lo que me hizo verdadero daño en el alma. Aunque aún no he recuperado el olfato ni el gusto al 100%.  

El tiempo lo es todo, y es tan efímero que se nos escapa entre los dedos sin darnos cuenta. Cuando somos pequeños parece pasar muy despacio, pero a medida que crecemos transcurre más y más deprisa. 




Esta pandemia, en mi caso, me ha parado el reloj literario. No quiero escribir sobre la pandemia, ni siquiera quiero mencionarla en mis novelas y la historia nueva que estoy escribiendo transcurre antes de 2020. Quizá se deba a que aún es demasiado pronto para mí, demasiado doloroso poder escribir sobre ello. Ha sido mucha la inquietud, la ansiedad, el miedo incluso, muchas las personas que se han quedado en el camino, demasiadas, como para tratarlo en una novela. Incluso me siento un poco culpable porque mis personajes no tienen ni idea de lo que les esperará en el futuro próximo, viven felices ajenos a lo que se les avecina. Es como si realmente el mundo se hubiese detenido ese día. 

Pero el tiempo es solo tiempo, y a la vez nuestro bien más preciado y si algo nos ha enseñado este 2020 y lo que llevamos de 2021 es que debemos valorar lo realmente importante. El tiempo que perdamos de estar con nuestros seres queridos no volverá, nosotros mismos nunca volveremos a ser iguales, porque antes no sabíamos que un enemigo tan minúsculo podía sacudirnos de ese modo a los homo sapiens sapiens, tan listos, tan evolucionados, tan invencibles...

Otra cosa que era muy importante para mí es viajar y también se detuvo. Tuve la suerte de visitar  Oporto en enero, antes de que todo colapsase y... Ah, cómo he paladeado ese viaje a lo largo de todo el año, y lo que me queda... Por suerte siempre he tenido a mano una puerta mágica, como la de Doraemon, que son los libros. Abrirlos y viajar a otro lugar u otro tiempo, ha sido una verdadera escapatoria. Reírme, desconectar, han sido un auténtico salvavidas.  Quizá por eso no me apetece fechar historias a partir de 2020, no soportaría leer además sobre ello. 

Tenemos que seguir cuidándonos, tenemos que seguir protegiéndonos, no vale confiarse, y si necesitamos una escapatoria de la realidad, si es tiempo de algo, es de leer. 

Yo espero muy pronto traeros nuevas lecturas ;).

Y vosotr@s, ¿os apetece leer historias de pandemia?


Cuidaos mucho!






Nos leemos ;)


1 comentario:

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