mayo 21, 2012

Estupro Verbal


No me considero especialmente feminista, siempre he luchado por lo mío como cualquiera, y puedo decir con orgullo que jamás me he sentido laboralmente discriminada por ser mujer.  Por supuesto reconozco el gran mérito de las pioneras que abrieron camino para que hoy día compartamos la vida en, casi, igualdad de condiciones, al menos en este lado del mundo. Pero quizá, por haber encontrado ese sendero ya hecho lo he caminado con naturalidad, sin “alertas machistas” o una preocupación especial con respecto a la discriminación de la mujer en nuestra sociedad. Sin analizar cada palabra, cada adjetivo, sin preocuparme por los miembros ni miembras...

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, estoy percibiendo un aumento de actitudes, de vocabularios, de imágenes en los medios de comunicación que me parecen, como poco, escasamente respetuosas para con las mujeres.

Como muestra un botón, inundan la parrilla musical canciones en las que las mujeres son tratadas como meros objetos sexuales con frases como “y en Miami tengo a cualquiera” o “las más finitas son las más putitas”... que suenan en las radios con la naturalidad de si interpretasen “la vida es una tómbola” de Marisol.  Unidas a videos musicales en los que los protagonistas aparecen rodeados de chicas semidesnudas dándoles restregones para levantarles el ánimo.

El problema está en lo que transmiten esas letras, esos videos, esas imágenes irreales que son visionadas por jóvenes cuya personalidad está aún formándose y que pueden llegar a creer que es lo real y lo correcto. Por lo que no debería sorprendernos oír a un adolescente llamar  “ven aquí, mi putita” a su novia con total naturalidad. Perdonen mi ingenuidad pero a mí sí me sorprende, me sorprende y me indigna, porque probablemente él no tenga intención de ofenderla con el significado literal de la palabra y ella no se sienta ofendida por que lo sabe. Pero si abalamos ese tipo de actitudes, si potenciamos la música que se refiere de ese modo hacia las mujeres porque sus ritmos son pegadizos, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar con esa permisibilidad?, ¿hasta dónde aceptaremos recorrer el camino a la inversa? ¿Hasta las cavernas, esperándolos con el pelo cardado para que nos agarren de él y nos introduzcan de nuevo en la cueva a su antojo? ¿Cuando ese auténtico estupro verbal llega a convertirse en ofensivo?
¿O sencillamente habremos de blindarnos los oídos ante esos insultos "cariñosos" o "sensuales"?
Los extremos son peligrosos en ambos sentidos, no abogo por una hoguera de sujetadores al alba, pero tampoco por la permisibilidad de cualquier burrada irrespetuosa en el lenguaje y mucho menos en la actitud hacia cualquiera.
¿Cómo les sentaría a quienes se refieren a las mujeres en esos términos si alguien llamase, con perdón, puta o guarra a su madre, a su hija, a su hermana…?  

Feliz semana ;) 

imagen: office.com

8 comentarios:

  1. Hombre si alguien llamara de esa manera a alguna mujer de mi familia,,, seguramente necesitaría la atención de un dentista.

    No sabe uno a donde vamos a llegar,,, en mi caso siempre he respetado a las mujeres y espero hacerlo siempre mientras me quede vida.

    un beso María José y feliz semana.

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    1. El respeto es el pilar de cualquier tipo de relación ya sea madre-hijo, hermano-hermano y por supuesto una relación de pareja. Si dejamos de tratarnos de igual a igual queda cualquier cosa, menos tu pareja, tu complemento, tu mitad. Saludos Batoosahi :))

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  2. Mis respetos a las diosas, ellas son musas e inventaron los atardeceres rojos. Sólo hay que amarlas. Y que ellas nos amen.

    Besos.

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  3. sin duda este tipo de lenguaje es reflejo de una realidad aún más descarnada
    acá es moda el reguetón, y sus letras son flaco favor a la dignidad de las mujeres

    en mi gusto musical no está precisamente este tipo de creación

    un abrazo y buena semana

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    1. Ese es el problema Elisa, que refleja una realidad que parecía abolida y resurge en forma de ritmo pegadizo. Saludos ;)

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  4. Mi niña, yo ya soy abuela y pertenezco al siglo pasado.
    Actualmente, cuando voy en un autobús y oígo a las chicas hablar a través de su móvil bien sea con un chico o con una amiga, me horroriza el lenguaje que emplean.
    La palabra puede ser una caricia o convertirse en una gran bofetada.
    La palabra bien dicha enamora, hace que te sientas bien al lado de la persona que te la susurra al oído.
    Comprendo que hay de todo en esta viña, pero me imagino que el chico que pretenda enamorar a alguien, se librará muy mucho, de emplear ese tipo de palabras tan indignantes.
    Una buena entrada la tuya.
    Abrazos.
    kasioles

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    1. Gracias Kasioles, mientras haya mujeres y hombres que planten cara a esas actitudes habrá esperanza. Saludos

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