Puede que haya
un lugar exótico, místico, ahí fuera, donde nadie pueda dañarte. Puede que
exista un espacio secreto en el que esconder la cabeza como una avestruz, una especie de
universo paralelo. Donde tu profesora de lenguas romances no sea una arpía a la que tan
sólo le falten las alas para salir volando, en la que tu mejor amig@ no haya
cambiado tus secretos a cambio de un par de besos del macizorr@ de la clase, o
en el que tu madre sea capaz de oír tus argumentos por una vez antes de darte
la charla.
O puede que quizá
en ese universo paralelo tengas un marido que no sea un desastre y
sólo piensa en el fútbol, o incluso puede que tu mujer no esté más pendiente de
las arruguitas que están surgiéndole entorno a los ojos que del hecho de que tu
cumpleaños haya pasado sin pena ni gloria. Y quizás en ese universo
paralelo, infinito, tus hijos adolescentes no sean unos egoístas que solo
piensan en sí mismos.
Puede que lo
haya, en serio, en alguna parte. Pero mientras encuentras el modo de llegar a
él, si existe, ¿por qué no tratas de centrarte en todo lo que tienes de bueno a
tu alrededor? En la mirada de ese chico que te tropiezas cada mañana en el
metro, en el aprobado que sacaste la semana pasada, en esa chica que jamás
pensaste que podía a llegar a ser tu amiga y sin embargo ahí está, en hablar
con tu madre aunque tengas que pedir turno y no callarte hasta que haya oído
todos y cada uno de tus problemas, para así poder ayudarte a salir del hoyo (aunque a
veces no lo parezca es lo que intenta hacer la mayoría del tiempo).
O quizá tengas
la suerte de poder enfocar tu vida sobre la sonrisa que desprende luz de tus
hijos, esa sonrisa que iluminaba tu mundo y que sigue estando ahí, en alguna
parte, si hablas con ellos. Y si tu marido sólo piensa en el futbol cómprate un
tanga con el dorsal de Cristiano Ronaldo (por poner un ejemplo) y paséate con
él por casa, porque aunque sea un desastre la mitad del tiempo, la
otra mitad puede llegar a ser realmente encantador. O si tu mujer ha olvidado el día de tu
cumpleaños anótaselo en el espejo del tocador con lápiz de ojos, ahí seguro que
lo verá la próxima vez.
De todos modos, si algún día me tropiezo con el mágico portal hacia la utopía, hacia alguno
de esos universos infinitos en los que la vida pase como una balsa de aceite
(sin penas ni glorias) publicaré en este blog las coordenadas de la ubicación exacta. Y allá cada un@.
Mordiscos
afectuosos para tod@s ;)
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